Una perspectiva desde Chile:
Esta es una reflexión en torno a los procesos de identidad juvenil, se ha tomado el caso “Punk” como una forma de ir ejemplificando las argumentaciones que los teóricos han realizado acerca de las tribus urbanas. La metodología a seguir será ir presentando lo que opinan diversos teóricos sobre los procesos de identidad cultural, apoyar con imágenes o fanzines desde la sub cultura “Punk” ciertas opiniones expresadas por estos autores. Recoger, finalmente, lo expuesto y relacionarlo con los procesos identitarios que los Punkies han sufrido en Chile.
Los Punkies surgen en Inglaterra a fines de los 70 bajo la premisa "No hay futuro". Reemplazan las C por K a modo de protesta, basándose en la estética anarquista creada por Bakunin. En Chile, surgen a mediados de los 80, como una respuesta al régimen militar y a la represión social. Su vestimenta desgarrada, llena de broches y banderas, responde a una identificación con la desintegración social, mientras que sus peinados acusan la destrucción de las razas originarias de EE.UU. (mohicanos), por un lado, y una reacción frente a la explosión nuclear, por otro. El término Punk nos revela su horizonte social y estético, ya que significa literalmente “pobre hombre”, “bobo”, “de mala calidad”. En nuestro país se han agrupado en
La revista Qué Pasa del 15 de abril de 2000 relataba así el suceso:
“En 1998, un grupo de jóvenes punk descubrió que en la calle Tarapacá -en el corazón de Santiago Centro- había una casa desocupada.
Luego de forcejear la entrada, cinco de ellos se instalaron y emprendieron un proyecto orientado a cubrir sus necesidades habitacionales y culturales. "
Llegó a hospedar a más de 15 punkies de diversos estratos socioeconómicos, pero unidos bajo un mismo lema: luchar contra "el sistema".
Luego de varios desalojos, estos jóvenes no olvidaron la idea de sus homónimos españoles: "Un desalojo, otra okupación". Descubrieron una casa en Macul, donde había funcionado una panadería. Otra vez fueron cinco chicos, de entre 16 y 25 años, los protagonistas de la toma. En octubre de 1999, inauguraron la "Kasa Kultural
Esta necesidad de buscar un espacio en nuestra sociedad tiene sin lugar a dudas que ver con el fenómeno de la identidad. En la práctica, algunas identidades juveniles son absorbidas y devueltas mediáticamente como estilos de vida que se universalizan. Las culturas juveniles se construyen bajo asedio incesante de las industrias culturales que promueven el consumo como forma de vivir la vida. El rock en todas sus variantes, las formas de vestir, los símbolos y otros lenguajes se universalizan a través de múltiples mecanismos mediáticos. De hecho, los canales musicales de la televisión por cable se han extendido por todo el mundo, influyendo notoriamente las preferencias juveniles y determinando el consumo cultural.
En opinión de Maffesoli lo que convoca a estas subculturas juveniles, denominadas también “Tribus Urbanas”, son un cúmulo de aspectos que dicen relación con el género, la edad, los repertorios estéticos y los gustos sexuales.
Algunas estadísticas recientes nos hablan acerca de los jóvenes que participan de estos grupos, en su gran mayoría menores de 18 años, de procedencia marginal, con muy poca educación y por sobre todo que participan de pandillas.
En este último sentido, las Trubus Urbanas podrían constituirse como:
· un recipiente de las tensiones y ansiedades por las que atraviesan los jóvenes en nuestra sociedad.
· la expresión de una crisis de sentido a la cual nos arroja la modernidad
· la manifestación de una disidencia cultural o una “resistencia” ante una sociedad desencantada por la globalización.
Desde estos principios el fenómeno Punk se nos presenta caracterizado por su deseo de expresar las ansiedades que les provoca un estado al que consideran injusto. Aquí la anarquía se vive como el principio organizador de su propia crisis de sentido. El quiebre es, además, cultural, puesto que sienten que el Estado no les da la posibilidad de expresarse con la diversidad y fuerza necesaria. Pretender imponer sus puntos de vista desde diferentes ámbitos: los más moderados con una resistencia de tipo cultural, como los folletines contra el Mc Donald; y otro con una clara tendencia violenta.
De acuerdo a lo señalado por Martín-Barbero el quiebre que han producido los procesos globalizadores en cuanto a la uniformidad de la cultura, impone la necesidad de examinar cómo se negocia la cultura y de qué modo es objeto de transacciones en una serie de contextos. La naturaleza aglutinante de las prácticas populares en Latinoamérica contribuye a la preservación y flexibilización a las modernas demandas. En este sentido se plantea el interés por las mediaciones como una forma de inteligibilizar la formación de identidades.
Siguiendo a Martín-Barbero, existe una pérdida en cuanto a los vínculos existentes en cuanto a la lengua como con el territorio, en América Latina. Ello producto de que la nación ha rebasado los límites fronterizos geográficos. La ciudad sufre un fenómeno de desintegración debido a los intentos de hacerla cada vez más racional. Este proceso va acompañado de una pérdida del sentido de pertenencia y a un aumento de la desterritorialización.
A su vez Nestor Garcia Canclini, arguye que los medios de comunicación social no han afectado las formas de expresión cultural, sino más bien ha transformado los modos antiguos de concebir la cultura, puesto que lo tradicional y lo moderno se mezclan continuamente.
García Canclini denomina a estas diversas mezclas interculturales “culturas híbridas”. Este término se refiere no sólo a las mezclas raciales o las fusiones religiosas. Es el caso del Punk que incorpora muchas formas de hibridación, tales como: el anarquismo, la moda, el rock, etc.
Este autor afirma que nuestra época se caracteriza por la jerarquización individual de bienes de carácter simbólico a base del gusto individual y no de patrones de consumo establecidos socialmente. El papel de los medios apunta a la promoción de nuevos productos de consumo cultural.
También debo mencionar la pérdida de los tipos de relación con los territorios geográficos y sociales, lo que conlleva una construcción a nivel simbólico del espacio urbano. Esto provoca que los conflictos se coloquen en un plano distinto y variado, más bien multilocal, repensando la autonomía cultural. Por este motivo existe una revalorización de la cultura a través de diversos enfoques, como las tribus urbanas.
Con este tipo de relaciones el ejercicio del poder se desplaza.
La elaboración de la identidad colectiva tiene aún lugar dentro de los territorios, sin embargo se han debilitado las relaciones entre los productos culturales y sus lugares de origen.
Renato Ortiz es otro teórico que ha reflexionado acerca de las consecuencias de los procesos de globalización, en cuanto a la identidad cultural. Este autor sostiene que es necesario ampliar la mirada y captar el proceso cultural no a un nivel local o global al momento de percibir los procesos sociales. Considera que el momento de desterritorialización forma parte de un universo de símbolos compartidos mundialmente por personas situadas en los lugares más distintos del planeta.
Este es el caso Punk, una subcultura que ha trascendido las fronteras originarias y que ha difundido sus pautas de consumos y gustos.
Una vez más, mientras reconoce la importancia del impacto del cambio, Ortiz insiste en que hay una jerarquía de relaciones. La diversidad –sostiene– no equivale a democracia; la modernidad mundial ofrece a los grupos sociales múltiples referentes, y éstos los usan de diferentes maneras. Sin embargo, la disponibilidad en el ámbito internacional, el uso y la adaptabilidad de un conjunto de símbolos compartidos para la construcción de la identidad no debe interpretarse automáticamente como un impulso democratizador.
A modo de conclusión, hemos revisado la opinión de diversos autores acerca de los procesos de desterritorialización que han experimentado las naciones por obra de los procesos globalizadores. Como los jóvenes se han apropiado simbólica y territorialmente de las ciudades como una forma de construir identidad y de autorreafirmarse en el grupo. En opinión de Pérez Tornero existe una respuesta de los jóvenes a la racionalidad excesiva y burocrática de la vida moderna, y a este aislamiento a que nos someten las grandes urbes. De alguna manera, esto último, reivindica el aspecto humano, además. También tornero plantea la tensión con que la sociedad adulta trata a los jóvenes, los que son objeto de posiciones contradictorias, ya que por un lado se presentan como promesa de futuro y por otro como amenaza a los valores paternos.
El fenómeno Punk no deja de tener todas estas características antes mencionadas: su propaganda interna o Fanzine así lo demuestra, su búsquedas de espacios de manifestación(Ocupa), su apropiación de la ciudad(Plaza Italia), y por sobre todo su ideología anarquista, antimilitarista y pesimista.
BIBLIOGRAFÍA
· Costa P., Pérez, J.M., Tropea, F. (1997) Tribus Urbanas, Ed. Paidós, Barcelona.
· García Canclini, Nestor. (1995) Culturas Híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad, Editorial Sudamericana, Bs. As.
· Maffesoli, Michel (1990) El tiempo de las tribus. El declinamiento del individualismo en las sociedades de mas. Icaria, Barcelona España.
· Martín-Barbero, Jesús. (1987). De los medios a las mediaciones. Ed. G. Gili, Barcelona.
· ORTIZ, Renato. (1988). A moderna tradiçao brasileira: Cultura brasileira e indústria cultural. Sao Paulo: Brasiliense.
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